El significado bíblico de las excusas
En la Biblia, encontramos varios ejemplos de personas que dieron excusas para no obedecer a Dios o para no cumplir con sus responsabilidades. Estas excusas revelan actitudes y corazones rebeldes, desobedientes y llenos de temor.
Adán y Eva: Excusas para evitar la responsabilidad
En el Antiguo Testamento, encontramos el caso de Adán y Eva, quienes después de desobedecer a Dios al comer del fruto prohibido, dieron excusas para evitar asumir la responsabilidad de sus acciones. Adán culpó a Eva y Eva culpó a la serpiente. Estas excusas, en lugar de mostrar arrepentimiento y humildad, revelan una negación de la propia culpabilidad y una falta de sinceridad ante Dios.
Moisés: Excusas por falta de confianza
Otro ejemplo se encuentra en el relato de Moisés cuando fue llamado por Dios para liberar al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto. Moisés dio varias excusas para no cumplir con esta misión, alegando que no era elocuente y que no sería creído por el pueblo. Sin embargo, Dios le mostró que Él estaría con él y le daría las palabras necesarias para hablar. La excusa de Moisés revela su falta de confianza en Dios y su temor al fracaso.
El joven rico: Excusas por idolatría
En el Nuevo Testamento, encontramos el caso del joven rico que le preguntó a Jesús qué debía hacer para heredar la vida eterna. Jesús le dijo que vendiera todas sus posesiones, pero el joven rico dio la excusa de que tenía muchas riquezas y no podía deshacerse de ellas. Esta excusa revela la idolatría del dinero y la falta de entrega total a Dios.
Lecciones para nosotros
Estos ejemplos nos enseñan que las excusas son una forma de evadir la responsabilidad y de resistirse a la voluntad de Dios. En lugar de buscar excusas, debemos humillarnos ante Dios, arrepentirnos de nuestros pecados y seguir su voluntad con obediencia y confianza. La Biblia nos anima a ser sinceros y confiar en que Dios nos capacitará y nos guiará en todo lo que nos ha llamado a hacer.
En conclusión,
Debemos aprender de los ejemplos bíblicos y evitar dar excusas para no obedecer a Dios o cumplir nuestras responsabilidades. En lugar de eso, debemos ser humildes, confiar en Dios y seguir su voluntad con obediencia y valentía. No permitamos que el temor, la falta de confianza o la idolatría nos impidan ser personas comprometidas con Dios. ¡Dejemos las excusas de lado y sigamos adelante en su camino!
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